Hace unos días, de forma accidental, dí en internet con una conferencia de J.J. Abrams. En esta, Abrams hablaba de las intrigas y enigmas de su serie "perdidos". La conferencia se daba entre la tercera y la todavía no emitida cuarta temporada. En pleno apogeo y efervescencia de la serie y ante un público entregado que aplaudía y se reía a rabiar, Abrams explicaba el origen de los enigmas de su creación a través de una metáfora identificada con una caja de magia que su abuelo le regaló siendo Abrams un niño y que nunca llegó a abrir. Según decía, en esa caja se escondían todas las posibilidades, todas las preguntas, todos los enigmas posibles, siendo esa la base, el motor de arranque de toda su obra creativa.
conferencia de Abrams aquí: http://www.ted.com/talks/j_j_abrams_mystery_box.html
Abrams es un tipo inteligente, brillante y, en mi opinión, un magnífico director de cine. Sin embargo, es también un tramposo espectacular. Su obra está basada en la misma imaginería que muchos de nosotros hemos devorado desde niños, y por tanto conocemos muy bien los mismos mecanismos que él conoce. Abrams ama las historias y le gusta seducir al espectador viendo como sus ojos se agrandan ante la sorpresa del momento, ante el enigma, ante las infinitas posibilidades del secreto. Nosotros, los espectadores, cumplimos con el trato, dejándonos seducir, abriendo los ojos con asombro y entregando nuestra imaginación ante el nuevo secreto.
Sin embargo, ese secreto debe ir asociado a una respuesta, a una revelación. Y ahí es donde se diferencia la caja de magia de Abrams, el enigma, la pregunta en sí, de una narración. Un mago te asombra pero nunca te revela. Ese es el fundamento de la magia. Por el contrario, una película o serie de televisión es una narración, una historia que concluye y por tanto la magia surge de su planteamiento, de sus enigmas y nudos y finalmente de su desenlace.
A todos nos gusta ser sorprendidos con grandes enigmas. Nos gusta hacernos preguntas mientras leemos con avidez un libro o devoramos temporadas enteras de nuestra serie favorita para descubrir quien finalmente fué el asesino. Nuestra entrega, persistencia y constancia es la moneda de cambio para recibir respuestas. Ese es el trato entre creador y espectador. Y ese es el trato incumplido por Abrams en "perdidos".
Entre la tercera y la cuarta temporada, Stephen King escribió en su columna de Entertainment Weekly una carta dirigida a Abrams y demás creadores de "perdidos" en el que les reconocía la posibilidad de pasar a la historia si eran capaces de terminar una de las mejores series de televisión o, si,por el contrario, continuaban fabricando más temporadas, hacer simplemente una serie más. Por supuesto,Abrams, preso de los contratos con la cadena de televisión y teniendo solo como posibilidad la escapada hacia adelante, siguió generando capítulos y enigmas sin respuesta hasta el final. El espectador estaba fuera de la ecuación. Un auténtico fraude.
Desde entonces, he pensado que lo que Abrams hizo con sus espectadores no tenía precedente, al menos en esa escala.Hasta que dí con "Twin Peaks".
Serie de culto de los noventa, creada por David Lynch, un tipo fascinante pero a la vez, consentido por una audiencia demasiado benévola, "Twin Peaks" convierte a "Perdidos" en el paradigma de las respuestas.
La serie planteó como enigma principal descubrir quien fué el asesino de Laura Palmer aunque dentro contenía mucho más. El espectador, además de asistir a los progresos del agente del FBI Dale Cooper en su búsqueda y captura del asesino de Laura Palmer, podía descubrir un retrato muy interesante sobre la vida cotidiana (y no tan cotidiana) de un buen número de personajes de un pueblito del noreste de los Estados Unidos. A través de esos personajes, El espectador se dejaba seducir en un infinito número de enigmas y preguntas que solo podían ir en aumento.
El mundo de Lynch es mucho más onírico y metafórico que el de Abrams y eso le dió todavía más oportunidades para desmelenarse y fabricar verdaderos desparrames allá donde el espectador buscaba respuestas. Pero no es en la parte onírica donde uno se siente más estafado, sino en la parte costumbrista, es decir, en aquellas historias en las que a Lynch no le hubiese costado mucho crear conclusiones. Mas allá de ese último plano de la serie (Con ese Dale Cooper ante el espejo riéndose claramente del espectador, toda una declaración de intenciones) Lynch no contesta a NINGUNA pregunta, no resuelve la situación de NINGUN personaje, dejando todo no solo inconcluso, sino hecho un completo desastre. Esta serie, sin embargo, sí pasó a la historia como serie de culto y de calidad. increíble.
Estoy convencido que Abrams asistía en esos momentos de los noventa como un espectador avezado y tomando buena nota. Si Lynch lo hacía y encima recibía elogios, por qué no habría de tenerlos él también?.
Sigo con mucho interés "Fringe" desde sus orígenes. Que le voy a hacer, soy así. Y me temo lo peor ahora que se acerca el final. Sin embargo, si de algo ha servido mi experiencia como espectador con "Perdidos" y "Twin Peaks" es para pasar de largo ante series como "The river", "Alcatraz" y "Revolution". Y sin embargo, de vez en cuando me descubro mirando sus carteles…..
Yo no he terminado Lost porque no me parece de recibo. Tampoco terminé Twin Peaks (aunque parte de su gracia, en una época pre-Internet, es que había que leerse un par de libros y un diario escrito por la hija de Lynch para comprender toda la trama. O sea, un negocio)... pero creo que Fringe sí ha terminado. Independientemente de que la trama siga en ese futuro extraño y que tenga una conclusión decente o menos decente, el final de la cuarta temporada es un auténtico final, por lo menos, en lo que al presente se refiere. No quedan preguntas sin responder y creo que les ha quedado bastante, bastante redonda.
ResponderEliminarEl caso Alcatraz es más doloroso porque realmente me gustó la primera temporada y nunca sabré porque los presos aparecían casi cincuenta años más tarde para cometer más fechorías.
Pues no sabes lo listo que fuiste. Tiempo que ahorraste.
ResponderEliminarFringe es una serie que sigo y seguiré hasta el final, pero un poco menos de vueltas de tuerca y un poco más de linealidad y sencillez no le habrían venido nada mal. Sin embargo, aparcar el tema de los universos paralelos (cogiendo la idea por cierto de los skeksis y los místicos del "cristal oscuro") para entrar de lleno en el futuro y los hombres del sombrero, da cierto respiro.
Con Alcatraz, le dí un vistazo al primer capítulo y al almacén.